Y en la ultima parte del recorrido atravesamos amplias praderas y matorral bajo. Estaremos llegando al nacimiento del río Manzanares, donde todavía podemos ver algo de nieve acumulada en los ventisqueros. Hasta finales del siglo XIX, la nieve de los ventisqueros se aprovechaba para la conservación de los alimentos y para refrescar algunas bebidas este negocio dio lugar a la aparición de un nuevo oficio que fue el de los neveros, que eran los encargados de con servar y transportar el hielo hasta Madrid y otros municipios. Este oficio se mantuvo durante tres siglos.
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